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Jacobo Masri Cohen

Cada quién elige en la vida un camino el cual lo define de acuerdo a sus aptitudes. En mi caso, he estado rodeado de gente cercana vinculada a la medicina pero lo que me despertó el interés por la ciencia es el hecho de ayudar a la gente. El campo de la medicina es una ciencia muy noble desde la perspectiva de querer beneficiar al ser humano.
Salvar una vida todo mundo la describe como: ayudar, revertir el proceso de la muerte, prolongar la vida misma, pero no es así, salvar una vida es simplemente convertirse en esa misma persona que estamos atendiendo y me refiero a esa empatía milagrosa que surge al ver el rostro y expresiones de los pacientes, es entender su dolor y sufrimiento y así es como realmente somos paramédicos, tocando esos corazones y viendo esas almas en los peores momentos de sus vidas, es cuando realmente entendemos el amor al prójimo.
Tratar de buscar la perfección sería algo imposible, pero creo firmemente que algo que me impulsó a estudiar y dedicarme a la atención de urgencias es la misma “perfección”, pero que no se entienda como el saberlo todo, simplemente es cuando nosotros sentimos esa empatía por el prójimo y podemos, de alguna manera, entender su sufrimiento y es allí cuando podemos ser perfectos como seres humanos. No existe un médico o algún personal del área de la salud perfecto sin ser un ”ser humano” y ese ser humano es a aquél que por medio de sus conocimientos, prácticas y estudios logra entender esa faceta tan noble como la empatía por el prójimo. Siempre he buscado las respuestas de manera científica y en eso se enfoca la carrera de paramédico, pero más aún nos hace seres nobles que vivimos por los demás para mejorar su calidad de vida y evitar el sufrimiento. Es más que una rutina de práctica, es una forma de vida la cual elegí.

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